Un experimento japonés con macacos descarta el rechazo inmunológico y se ensayará en humanos en dos años
No se trata aún de aliviar los síntomas
La gran promesa de la emergente medicina regenerativa es convertir
las células madre derivadas de un paciente en tejidos que se le puedan
trasplantar para tratar su enfermedad. La idea supera hoy una prueba
crucial con la demostración, por científicos japoneses, de que las
neuronas dopaminérgicas –cuya destrucción causa el párkinson— derivadas
de células madre pueden trasplantarse al cerebro de los primates sin
apenas rechazo inmunológico. Esto despeja el camino hasta el punto de
que los ensayos clínicos con pacientes humanos de párkinson empezarán en
dos años, según el responsable de la investigación.
“Nosotros, y también otros laboratorios en Estados Unidos y Europa,
estamos proyectando un ensayo clínico con pacientes de párkinson”, dice a
EL PAÍS Jun Takahashi, investigador principal del Centro para la
Investigación y Aplicación de las Células iPS, en Kioto. “Calculo que el
ensayo empezará en un par de años”. Takahashi es el coordinador del
trabajo presentado en Stem Cell Reports. Otro de los firmantes
es su jefe en Kioto, Shinya Yamanaka, último premio Nobel de Medicina
por el descubrimiento de las células iPS,
Las células iPS (induced pluripotent stem cells, o células
madre de pluripotencia inducida) son la gran promesa de la investigación
biomédica. Son unas células madre tan versátiles como las embrionarias
-capaces de convertirse en cualquier tejido y órgano del cuerpo-, pero
que se obtienen reprogramando, o retrasando el reloj de simples
células de la piel u otro tejido del paciente. No solo eluden el uso de
embriones humanos, sino que además son genéticamente idénticas al
paciente. Los trasplantes derivados de ellas no deberían, por tanto,
generar rechazo inmunológico.
Pero las predicciones más razonables fallan a menudo en biología. En
los últimos dos años, algunos experimentos con ratones habían arrojado
un jarro de agua helada sobre esas expectativas. Varios tipos de
trasplantes derivados de células madre iPS indujeron una fuerte
respuesta inmunológica en el ratón receptor, pese a que el trasplante
procedía de un ratón genéticamente idéntico a él. Por alguna razón que
sigue sin estar del todo clara, las células iPS parecen generar rechazo
en esos sufridos roedores de laboratorio.
Takahashi, Yamanaka y sus colegas muestran ahora que, pese a todas
esas prevenciones, el proceso funciona en primates no humanos. Han
utilizado ocho macacos (Macaca fascicularis) criados para este propósito, les han extraído unas pocas células de la piel o de la sangre y les han retrasado el reloj para convertirlas en células madre iPS. Esta es la receta por la que Yamanaka ganó el Nobel, basada en solo cuatro factores de transcripción, o genes que regulan a otros genes.
Después han usado un protocolo –a base de factores de diferenciación y
otras moléculas con actividad biológica— que, paso a paso, va
convirtiendo (o diferenciando, en la jerga) a las células madre
iPS primero en precursores de las neuronas, luego en neuronas y por
último en neuronas dopaminérgicas, esto es, productoras del
neurotransmisor dopamina. La destrucción de este tipo de neuronas en una
parte del cerebro (la sustancia negra), y el consiguiente déficit de
dopamina en los circuitos cerebrales normalmente alimentados por ellas,
es la causa directa del párkinson.
Los científicos japoneses han trasplantado esas neuronas a los mismos
ocho macacos de los que habían partido, pero en dos tipos de
condiciones: trasplantes autólogos (al mismo mono del que provenían las
células iPS) o heterólogos (a otro mono distinto). El trabajo está
diseñado cuidadosamente para examinar la cuestión crucial del rechazo. Y
el resultado es un fuerte rechazo inmunológico en los trasplantes
heterólogos; y uno muy débil en los trasplantes autólogos. Es la mejor
noticia que podía esperar el sector –y el Nobel Yamanaka— tras el último
año de depresión por los experimentos con ratones.
El experimento no aborda si las neuronas dopaminérgicas trasplantadas
a los macacos pueden o no aliviar los síntomas del párkinson: los monos
no tenían párkinson y no había por tanto nada que aliviar. Lo que sí es
específico del párkinson es el tipo de neuronas producidas y el lugar
del cerebro en el que deberían ser trasplantadas si los pacientes fueran
humanos. Los autores han utilizado seis inyecciones en el cuerpo
estriado izquierdo del cerebro, cada una con 800.000 neuronas.
Takahashi considera que sus resultados ofrecen “una lógica para
empezar a probar los trasplantes autólogos en situaciones clínicas, al
menos con células neuronales”. También piensa que el trasplante de
neuronas derivadas de células iPS al mismo paciente del que fueron
obtenidas, o incluso a otro paciente que case con él inmunológicamente
–como se hace ahora con los trasplantes de médula— puede ser posible sin
necesidad de utilizar fármacos inmunosupresores. La respuesta
inmunológica no es nula, pero sí lo bastante baja para que las células
trasplantadas sobrevivan a largo plazo.
Los científicos esperan que las células madre sirvan también algún
día para tratar la diabetes, la artritis, las dolencias cardiacas, las
lesiones medulares y muchas otras enfermedades hoy incurables. El
párkinson, sin embargo, parece ir en cabeza por el momento.
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