martes, 29 de octubre de 2013

Una mujer vive hace cinco años gracias a una tráquea de laboratorio


La bioingeniería muestra el potencial para la medicina regenerativa al dejar vivir a una mujer en Colombia


Una mujer vive hace cinco años gracias a una tráquea de laboratorio
 
El profesor Paolo Macchiarini con dos estructuras artificiales empleadas en trasplantes. (Karolinska Institutet)

Hace cinco años, un trasplante de tráquea permitió respirar de nuevo a Claudia Castillo, una colombiana de 30 años. Una tuberculosis le había dañado las vías respiratorias y se ahogaba. Entonces, el ahora profesor de Medicina Regenerativa del Instituto Karolinska, Paolo Macchiarini, propuso una intervención que no se había hecho nunca. El investigador, que entonces era responsable del servicio de cirugía torácica del Hospital Clínico de Barcelona, dirigió una operación para trasplantarle la tráquea de un hombre de 51 fallecido por hemorragia cerebral. Y logró hacerlo sin necesidad de desconectar su sistema inmune para que el organismo, al entrar en contacto con un órgano extraño, lo rechazase.

En lugar de optar por la inmunosupresión, que tiene consecuencias negativas para la salud, el equipo médico limpió la tráquea del donante de las células que pudiesen provocar problemas. Después, en la Universidad de Milán, se cubrió esa estructura con células cultivadas a partir de tejidos de la propia paciente. Con estas técnicas de medicina regenerativa se logró un órgano híbrido capaz de resolver los problemas de Claudia pero que el organismo reconoció como propio.

Aquel trabajo, publicado en 2008 en The Lancet  fue contestado porque, según dijo en 2011 el director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, “nunca se presentaron datos de seguimiento de la paciente”. Hoy,  el equipo que ha realizado el seguimiento concluye que cinco años después la paciente sigue disfrutando de una buena calidad de vida y no ha sufrido ningún rechazo del órgano implantado. En todo este tiempo, “la paciente nunca ha dejado de realizar sus actividades habituales”, ya sea trabajo, ocio o relaciones sociales, “salvo por los días en que tuvo que estar en el hospital para su seguimiento”, escriben en el artículo.
La operación, no obstante, también tuvo alguna complicación. Seis meses después del injerto, se comenzó a estrechar una parte de la tráquea provocando a Claudia Castillo toses cada vez más intensas. Para resolver este problema fue necesario implantar una estructura circular con la que mantener abierto el orificio necesario para la respiración, algo que, según los autores del estudio, acabó con las toses. Los resultados confirman, según Macchiarini, que estos trasplantes que emplean ingeniería de tejidos como los aplicados para adecuar la tráquea son “efectivos y seguros a largo plazo”.

ASPECTOS PARA MEJORAR
En un artículo que se publica junto a los resultados de Macchiarini, Alan J Russell de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (EE.UU.), se muestra algo menos entusiasta debido a que “la paciente en este estudio no se recuperó del todo”. “Pese a someterse de forma heroica a las necesidades de la investigación, la paciente sigue sufriendo complicaciones por la cicatrización” en el lugar en que se injertó la tráquea. No obstante, Russell reconoce el gran valor del trabajo y afirma que se trata del “final del principio” para la ingeniería de tejidos y que se ha puesto la base para comenzar a probar este tipo de técnicas en otras especialidades.

Desde 2008, Macchiarini ha seguido trabajando para introducir nuevas innovaciones para introducir en la práctica diaria la ingeniería de tejidos. En 2011, en realizó el primer trasplante de una tráquea totalmente sintética, que se implantó a un paciente de cáncer. Como en el caso anterior, se cubrió la estructura con células del propio paciente cultivadas sobre el órgano. La posibilidad de utilizar órganos sintéticos ahorraría los tiempos de espera necesarios para lograr un órgano de un donante. De momento, no obstante, esta tecnología, como muestran los problemas de cicatrización de la paciente trasplantada hace años, aún cuenta con un amplio espacio para la mejora. Además, aún se trata de un tratamiento experimental muy complejo. La tráquea artificial trasplantada en 2011, por ejemplo, se construyó en Reino Unido, se preparó en EE.UU. y se trasplantó en Suecia.

Producen células madre por una vía que podría revolucionar las terapias regenerativas

Un trabajo de la Universidad de Cambridge ha conseguido obtener células madre en una cantidad clínicamente aceptable. ¿Serán estas herramientas usadas en el futuro para curar problemas del hígado o enfermedades como la diabetes?


Una novedosa técnica ideada por científicos de la Universidad de Cambridge podría cambiar la investigación y el uso de las células madre en medicina regenerativa. Su trabajo tendría aplicaciones directas en posibles tratamientos del hígado y el páncreas, dos órganos realmente importantes en nuestro organismo.

Los investigadores, liderados por el Dr. Nicholas Hannan, de la Universidad de Cambridge, han conseguido desarrollar una metodología en el laboratorio que les permite aislar las células madre del intestino proximal, conocidas en inglés como foregut stem cells. Una vez conseguidas, los científicos pudieron provocar su diferenciación en células hepáticas o pancreáticas, que luego pudieran ser utilizadas en terapias regenerativas.

La novedad de la metodología aplicada reside en que su técnica permitió aumentar significativamente el rendimiento del proceso de aislamiento y cultivo de estas células madre. De esta manera, consiguieron una cantidad clínicamente aceptable, y su producción podría incluso incrementarse mediante el uso de biorreactores especializados.La cantidad obtenida de células madre sería clínicamente aceptable

Una vez que se pudieran producir estas células madre a gran escala, se podrían utilizar en medicina regenerativa, como herramienta para curar órganos o tejidos dañados, o incluso en el tratamiento de algunas enfermedades importantes, como la diabetes tipo I o diversos problemas hepáticos.
En palabras de Hannan, "han conseguido desarrollar un sistema de cultivo celular que permite el aislamiento específico de células madre del intestino proximal en el propio laboratorio". El trabajo del equipo de Hannan, llevado a cabo en el Wellcome Trust MRC Stem Cell Institute de la Universidad de Cambridge, no podría haber sido posible sin la colaboración del grupo de investigación del Dr. Ludovic Vallier.Podrían usarse en medicina regenerativa o en el estudio del desarrollo embrionario

Su logro, que ha sido publicado en la revista Stem Cell Reports, podría tener más aplicaciones además de las ya citadas en medicina regenerativa.

Y es que el aislamiento de las células madre del intestino proximal permitiría a los investigadores saber más sobre cómo se produce el desarrollo embrionario de órganos como el hígado, los pulmones, el páncreas o los intestinos.

Como explica Vallier, el protocolo que han conseguido desarrollar es un "mejor punto de partida para establecer en un futuro una plataforma eficiente con la que producir células hepáticas o pancreáticas", lo que presenta evidentes aplicaciones clínicas a medio plazo. Su trabajo, sin duda, marca un punto de inflexión interesante en el trabajo con este tipo de células madre, y su uso futuro en el tratamiento de estos órganos.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Células madre para reconstruir el seno

Una novedosa técnica a través de células madre dentales hace posible que mujeres afectadas por el cáncer de mama puedan recuperar el seno

 

La medicina regenerativa brinda un avance importante para las pacientes que debieron ser sometidas a mastectomía a causa del cáncer de mama. Hoy es posible la reconstrucción del seno con tejido natural gracias a las células madre dentales.
¿Qué son?
Las células madre son especialmente benéficas porque funcionan como un sistema reparador del cuerpo, es decir, pueden reproducirse y convertirse en muchos tipos distintos de células: "Se pueden trasformar en varios tipos de tejidos en el cuerpo. Son particularmente importantes porque son capaces de renovarse indefinidamente y diferenciarse en células con funciones especializadas", explicó en entrevista para Esmas el Dr. Víctor Saadia, director de BioEDEN México.
El potencial de las células madre para tratar enfermedades es extraordinario y ya se está utilizando. Sin embargo, pocos saben que también son útiles en la reconstrucción de tejido, por lo que sería vital para formar y reparar músculos, huesos y órganos como el corazón.
"El uso de las células madre abarca muchas especialidades  y una de ellas es la reconstrucción del tejido mamario. Logramos regenerar el seno después de una mastectomía, cuando se necesita extirpar en su totalidad. Esto es un avance significativo por las implicaciones físicas y psicológicas que tiene para  la mujer", dijo Saadia.
Se obtienen de los dientes de leche
De acuerdo con el especialista las células madre que se utilizan en el proceso de reconstrucción del seno son las llamadas células mesenquimales dentales que, como su nombre lo indica, se obtienen de los dientes, principalmente los dientes de leche que mudan los niños y las llamadas muelas del juicio.
"Anteriormente este tipo de células se obtenían de la médula ósea pero se trataba de un proceso doloroso. En el año 2000, un investigador de la Universidad del Sur de California encontró que los dientes de leche y las muelas del juicio también contienen células madre y que si se conservan y reproducen sirven para tratamientos reconstructivos", explicó el experto.
Un solo diente de leche es suficiente para obtener células madre mesenquimales ya que pueden multiplicarse. El proceso es sencillo. En vez de tirar el diente se lleva a un banco de preservación criogénica en donde primero se logra la reproducción de las células y luego se congelan con vapor de nitrógeno líquido a menos de 150 grados centígrados.
"Es un seguro de vida. Evidentemente la compatibilidad de las células es al 100% con el dueño del diente pero existe la posibilidad de que puedan ser usadas por familiares de primer y segundo grado de consanguineidad, es decir, padres y hermanos".
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Cirugía reconstructiva
En el caso de la reconstrucción mamaria Víctor Saadia nos explicó que esta se logra mediante una cirugía reconstructiva, "el médico coloca las células en la zona que se necesita regenerar, en este caso tejido graso. Tarda aproximadamente cuatro semanas en que las células se diferencien. Es un proceso con múltiples ventajas. Es un tejido biológico, natural, se está reconstruyendo la misma grasa del paciente", comentó.
La reproducción de células mesenquimales cuesta alrededor de 750 dólares (el procesamiento del diente para la obtención de células) y la conservación  100 dólares anuales. Las células madre dentales son complemento de las células que se obtienen del cordón umbilical, las cuales se denominan hematopoyéticas y son de línea sanguínea: "Ambas son muy buenas, las células del cordón umbilical sirven para tratar enfermedades de la sangre como leucemias, linfomas y anemias. Las células mesenquimales ayudan en enfermedades cardiacas, Parkinson, Alzheimer,  lesiones de la médula espinal, reproducción de hueso, cartílago y por supuesto regeneración del tejido mamario", finalizó Víctor Saada
Si quieres más información sobre cómo funciona este proceso puedes buscar en la página de  BioEDEN México, empresa científica especializada en crioconservación.

¿Conoces a alguien a quien le sirve esta información?

Células madre aceleran la cicatrización

Investigadores brasileros encontraron una revolucionaria técnica que utiliza células madre para favorecer el proceso de cicatrización. 

 "Las células madre, retiradas de los tejidos adiposos (grasas), fueron colocadas en un hilo de sutura común con pegamento de fibrina, un pegamento médico muy resistente y que modificamos para mantener las células vivas durante la aplicación", explicó el biólogo Bruno Volpe, que desde hace tres años desarrolla el estudio.

Las pruebas hechas con el material consiguieron un 75 % de cicatrización de heridas en tres días y de acuerdo con Volpe las células consiguieron sobrevivir siete días.

La cicatrización es una de las fases más preocupantes después de una cirugía, pues su proceso depende de las condiciones de salud de cada individuo.

La regeneración descubierta por la Facultad de Ciencias Médicas de la Unicamp fue a partir de una fístula intestinal y según Volpe el proceso puede ser realizado en cualquier tipo de heridas, como las que se dificultan para cicatrizar como consecuencia de la diabetes.

La fístula del intestino fue escogida para la investigación por ser un tejido fácil de lesionarse y difícil de cicatrizar.

El proceso fue patentado por la Agencia de Innovación de Unicamp y el próximo paso, adelantó Volpe, es el de mejorar el tiempo de vida de las células madre hasta unos quince días, para poder exportar la técnica a otros países.

"Antes de eso, la expectativa es la hacer viable el uso del método en la red pública de salud de Brasil para disminuir el tiempo de internación de los pacientes, lo que significa un menor gasto público y una mayor calidad de vida al paciente", resaltó el biólogo.

El proyecto busca asociaciones para financiar más inversiones y que la técnica consiga una mayor difusión, pues en la actualidad el procedimiento sólo es realizado en pacientes de la universidad.

Las pruebas iniciales fueron practicadas con ratones de laboratorio, en los que las células madre regeneraron casi todo el tejido del intestino de los roedores.

El tiempo de recuperación de las fístulas por medio del tratamiento convencional en los ratones es equivalente al organismo humano, con unas diez semanas.

Desde la década del setenta, cuando a medicina descubrió la existencia y la capacidad de las células madre, los investigadores buscan formas de aprovechar su potencial.

miércoles, 2 de octubre de 2013

La terapia con células madre mejora la función cardiaca después de un infarto

Las células madre, de momento, han prometido mucho pero han ofrecido poco. Sin embargo, justo en los infartos, una de las dolencias que más preocupan, parece que ofrecen esperanzadores resultados.
La última evidencia al respecto la publica The Lancet, y se trata de un ensayo en fase I (la que mide la seguridad) realizada con 25 pacientes que han sufrido un infarto. La cicatriz resultante ocupaba el 24% de su ventrículo izquierdo (el más importante porque debe bombear la sangre a todo el cuerpo, menos la que va a limpiarse de CO2 a los pulmones). Después del tratamiento, la parte necrosada se ha ido recuperando. Ocupó el 16% al medio año, y el 12% al año.

En la investigación se tomaron células madre del músculo del paciente, y se inyectaron en el corazón cerca de la parte cicatrizada.

Este trabajo es el último de más de una treintena que se han presentado en los últimos 10 o 12 años en los que se estudiaba la aplicación de células madre para regenerar músculo cardiaco (entre ellos varios españoles, como uno de la Clínica de Navarra de 2002 u otro del Grupo de Terapias Celulares de Valladolid).
Precisamente ayer se publicó un estudio de la Biblioteca Cochrane que revisa más de 30 ensayos en los que se ha tratado con células madre un corazón infartado. Este tipo de estudios consisten en una revisión de lo publicado de relevancia sobre un tema (es decir, no hay nuevos voluntarios, por ejemplo). Las conclusiones del trabajo son ambiguas. Por un lado, se ha comprobado que hay una mejoría en la función cardiaca. Esto quiere decir que el corazón recupera parte de las zonas dañadas, y los parámetros de su funcionamiento (los que miden su capacidad para bombear sangre) son mejores que antes del tratamiento.
Sin embargo, falta la prueba definitiva: que esa mejoría en parámetros analíticos se manifieste de la manera más importante: como un aumento de la supervivencia de los enfermos.